LA NAVAJA DE OCKHAM
LA NAVAJA DE OCKHAM Por Antonio Amorós
En cualquiera de las disciplinas deportivas existen diferentes factores de entrenamiento, en unas, las más físicas la condición corporal tiene una alta trascendencia, en otras no tanto, siendo la mental la que juega un importante papel. En nuestro caso, en el foso, bien sea de la modalidad que conforman el abanico de posibilidades, olímpico, universal, etc. podemos decir que nuestra mente una vez y dando por supuesto que los reglajes del arma y nuestra posición y gesto en cancha es el apropiado, no conseguimos obtener el resultado esperado, en no pocas ocasiones no es falta de aptitudes o talento, tan solo se trata de cómo afrontamos nuestros entrenamientos en cuanto al avance que esperamos obtener.
Debemos tratar el entrenamiento como el principal factor de progresión precisamente en el aspecto más importante de la competición como lo es el control del estrés que se produce y que no sabemos gestionar, supliendo esta conducta por una alta sesión de series sin control y mucho menos estrategía, acudiendo a las instalaciones de tiro con el concepto numérico de obtener resultados altos, en lo que desciframos que a mayor número de platos acertados mejor condición condición física, técnica y mental me encuentro.
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¿Incapacidad de control emocional y psíquico?
Lo curioso de la situación pasa por el reconocimiento tras la competición de cual o cuales han sido los motivos por el que la cifra obtenida final de aciertos ha sido baja, (incapacidad de control emocional y psíquico) cuando reanudamos de nuevo nuestro entrenamiento y disponemos en nuestra arma de soluciones de reglajes en deriva o altura, peso o condición, enfocamos toda nuestra atención a esos factores, no a otros, para ello acudimos sin demora al amigo o consejero de cancha para que cerciore según su criterio lleno de capacitación técnica que los reglajes los hemos realizado correctamente, entrando en una fase reconfortante que invita a proseguir con nuestro entreno. Más tarde, no falta quien decide que para entrenar la futura competición lo mejor es entre los amigos celebrar una serie donde una pequeña invitación en la cafetería reconforta el premio para el ganador, siendo esa la manera y forma más adecuada de preparar la mente, ya que en “jugarse” algo, le estaremos dando indicaciones a nuestro cerebro que nos encontramos compitiendo y mejoraremos indudablemente nuestro fallo de control.
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Control mental
Más tarde en competición la situación cambia, aquellos resultados espontáneos de aquellos entrenamientos se han desvanecido y la realidad suele ser distinta, nos cuesta avanzar en la serie debido a que no encontramos el punto óptimo de control y la sucesión de errores no se hace esperar, entendiendo e intentado justificarse en ese momento en uno de los errores más comunes de todos y que competición trás competición nos sucede, no hemos podido controlar mentalmente la situación, bien porque al ir rompiendo platos la errónea situación de efecto numérico ha tenido trascendencia en en la evolución de la misma al percibir nuestro cerebro que vamos en situación de cumplir objetivos como lo es el ansiado veinticinco o por el contrario y más recurrente dejar de percibir el efecto situacional del momento de la competición en lo que nuestra mente comienza una fase de navegación autónoma, siendo esta la antesala de acabar con el menor número posible de ceros en nuestra haber.
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Nada que decir….
Si nuestra pretensión pasa por disfrutar de un buen rato con los amigos en el placer de ir a tirar al plato, buena función entonces de la mínima competición ya que una pequeña recompensa posterior alienta nuestro carácter y mejora nuestro merecido ocio, como digo, la competición no es así. Tras varios intentos y reconfortantes consejos del consejero más avezado volcamos nuestra situación en una nueva idea, un nuevo proyecto que esta vez pasa por la mejora técnica de nuestra arma o elementos de la misma, entendiendo que allí reside el veinticinco y que el triunfo a poco que estemos motivados viene de la mano de aquel consejo y posterior desembolso, cuando és igualmente no llega, nos excusamos diciendo que “Roma no se construyó en un día”, necesito “darle” tiempo a la escopeta como si esta tuviese identidad coherente propia y otras tantas lindezas que conforman el abanico de situaciones que a buen seguro alguien ya se encuentra recogiendo en un manuscrito, pero la ganancia no acude, no llega, esporádicamente alcanzamos el resultado deseado alguna soleada tarde y en la competición nos encontramos con la situación anterior, no hemos podido controlar la serie y mucho menos el conjunto de la competición, en ese momento alguno de los que tiramos al plato observamos como algún amigo o conocido prospera o progresa, lo percibimos, comenzamos a tener conciencia que aquella persona o conjunto de ellas tiene elaborado una acción progresiva bien en el entrenamiento, bien en la competición y nos decidimos a realizar alguna consulta que nos ayude a salir al menos un poco de la situación donde nos encontramos, en ese momento…
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En ese momento…
Viene lo que resulta más curioso del mundo del plato, aquel que anteriormente nos dió el consejo vacío de ideas y que entiende que jugarnos un café, modificar hasta gastar los tornillos de nuestra mágnifica nueva adquisición , interviene en la consulta llegando a aportar su especial grano de arena indicando que quien progresa es el equivocado, que él mismo conoce a otro no se que tirador de hace no que cuantos años y que entrenaba y recomendaba tirar muchas, pero que muchas series a lo largo de la semana siendo ese el Santo Grial del triunfo, a todo ésto, a quién decide llevar una situación de progresión entendiendo que se debe principalmente a, le aconseja que cambie de forma de tirar, gesto o cualquier otra somera estupidez que en ese momento le aborde el cerebro y si no resulta entonces hace gala de conocer los reglajes de las tropecientas armas del mercado e indica que debemos tirar con no sé qué marca de arma que por cierto a esa casa comercial en concreto y hablando en términos coloquiales “le importa una mierda” el tiro, aún así la defiende como si la vida le fuese en ello.
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Aquí no acaba
Aquí no acaba y hace bueno aquel dicho que nadie es profeta en su tierra en lo que inicia una nueva búsqueda, encontrar aquella persona que sin importar el conocimiento de tiro que tenga o no, nos resulte práctico para amueblar nuestra cabeza en lo que al tiro se refiere, hablamos de la figura del profesional en estos menesteres que ávido de mostrar sus inocuos conocimientos en la materia realiza ensayos en nosotros mismos y nos reparte un sin fin de productos y panfletos llenos de humo, cuanto más alejado se encuentre de nuestro domicilio más atractivo parece la situación, efecto psicológico que aquel que no conozco tiene mi solución, pero en definitiva una vez reconociendo cuál es nuestro talón de aquiles, cambiada la escopeta, mejorado la culata, haber invertido en equipo (Gafas, cascos, ropa), realizado cursos y otros menesteres seguimos entrenando haciendo caso aquel amigo que antes de nada nos mira los reglajes del arma y reconforta nuestra jornadas de tiro y en ocasiones paga nuestro merecido premio en la cafetería tras realizar una serie de competición estratégica en lo que el premio resultó ser una bonita invitación. AUTOR: Antonio Amorós. MONTAJE: Roberto Fernández
Recomendamos a nuestros lectores leer otros post muy interesantes que tratan sobre las distintas tecnicas de concentracion y Psicologicas para el buen desarrollo de los tiradores de plato, como por ejemplo el post del siguiente enlace https://www.iberiaplayas.es/tiro-al-plato-posicionamiento-y-gesto-tecnico-2-2/
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